Macroeconomía en un mundo globalizado


Todas las corrientes económicas surgidas a lo largo de estos dos últimos siglos se han basado siempre en una economía local, dónde las actuaciones de los agentes económicos y los mercados tenían un carácter más bien regional.

Así, cuando los economistas clásicos como David Ricardo o Jean Baptiste Say alegaban que los ciclos económicos se corregían sólo con el libre funcionamiento del mercado, no tenían en cuenta la multitud de factores que hoy en día afectan al mercado, ni la magnitud del mercado internacional globalizado.

Del mismo modo, la teoría keynesiana, basada en la intervención de un gobierno para reactivar la economía con un aumento del gasto público, no tenía en cuenta los efectos que las políticas fiscales de un conjunto de países pueden tener en la economía local de otro país.

Incluso cuando Milton Friedman y los monetaristas defendían los aumentos o reducción de la oferta monetaria para controlar la inflación de un país, no se imaginaban los efectos inmediatos que producen las palabras del presidente de la Reserva Federal en todos los mercados financieros mundiales.

Así pues, desde un punto de vista empresarial, en la actualidad no se pueden tomar decisiones únicamente evaluando las políticas monetarias o fiscales del propio país, sino que hay que mirar las políticas
macroeconómicas con una mayor perspectiva. Se ha demostrado que cualquier alteración en un mercado internacional de importancia tiene efectos inmediatos en las economías locales, así pues, hay que estar siempre atentos a cualquier indicador económico o noticia que provenga desde fuera de las fronteras nacionales.

Ya pasó en el año 2000 con el estallido de la burbuja tecnológica, cuando todas las bolsas mundiales cayeron, inducidas por el pánico provocado por el exceso de confianza en las empresas tecnológicas. E igual que en el año 2000, pero con unos efectos aún mayores, se han desencadenado los hechos en la crisis financiera mundial de 2008, que detonó con la crisis de las hipotecas «subprime», pero que ha sido consecuencia del hiperestímulo fiscal y monetario de la política económica Bush II — Greenspan, que provocó que las empresas y particulares invirtieran y consumieran sin control, estimulados por las ventajas que el gobierno les ofrecía, sin tener en cuenta que estas políticas no podían ser eternas.

Hemos visto, durante estos últimos meses, cómo cualquier anuncio de falta de liquidez, suspensión de pagos o quiebra de alguna entidad financiera, afectaba a todos los mercados y economías mundiales. Cómo entidades financieras, teóricamente bien estructuradas y con sus cuentas saneadas, dejaban de dar créditos a las empresas y particulares, por miedo a la morosidad, pero también por miedo a la situación de sus activos en otros países.

Así pues, como no podía ser de otra manera, el inicio del fin de la crisis empezó cuando se empezaron a tomar decisiones conjuntas de todos los gobiernos mundiales, adoptando todos una misma política de apoyo a las entidades financieras. Es por eso que los empresarios cada vez más tienen que estar más atentos a las políticas fiscales y económicas de los otros países, ya que éstas pueden afectar directamente los resultados de su empresa.
Si se compara la evolución de las bolsas mundiales, especialmente las de las economías avanzadas, vemos que siempre han sido muy similares y sobretodo durante los nueve primeros años del siglo XXI.

Sin embargo, al compararse la evolución de los mercados bursátiles de un país avanzado como Estados Unidos y un país emergente como Brasil, por ejemplo, vemos que la evolución no es idéntica, sino que hay algunas diferencias en términos de volatilidad y plazo de los ciclos alcistas y bajistas.

En los dos siguientes gráficos se puede apreciar que en los últimos cinco años las bolsas de Nueva York y Brasil han tenido un perfil obviamente parecido, debido a los efectos de la globalización, pero no idéntico. La bolsa de NY marcó su máximo en septiembre de 2007 y la de Brasil lo hacía en mayo de 2008, mientras que cuando la bolsa de NY marcó su mínimo en marzo de 2009, la de Brasil ya estaba en fase alcista, habiendo marcado el mínimo en octubre de 2008.

Esta evolución nos da una idea, pues, de los efectos de la crisis financiera en los dos países, que como veremos más adelante ha tenido unos efectos mayores en las economías avanzadas, ya que estaban más afectadas por los créditos de alto riesgo.

Así pues, los empresarios con inversiones en el extranjero tienen que prestar especial atención a los indicadores económicos que se van publicando. Esta atención debe multiplicarse si las inversiones tienen lugar en países emergentes, ya sea en América Latina o Asia, donde la evolución de la economía y los mercados puede divergir de la evolución de las economías avanzadas.

Califica este Artículo

Categoría: Macroeconomía en la Empresa.





Deja una respuesta