Establecer normas de comportamiento en un equipo de trabajo


No es fácil lograr que un conjunto de individuos se convierta en un equipo efectivo. Los individuos llegan al esfuerzo de grupo con sus agendas personales. Muchos ven a sus compañeros de equipo como competidores de promociones, reconocimiento y re­compensas. Otros pueden tener problemas personales con una o más de las personas con las que van a tener que trabajar. Y siempre hay uno o dos individuos que carecen de las habilidades sociales necesarias para trabajar en grupo.

Las agendas personales, las competiciones internas, las envidias y las habilidades sociales deficientes están presentes, hasta cierto pun­to, en todos los equipos, y minan la efectividad del grupo si no se llegan a contener o a neutralizar. La diversidad de especialidades y de estilos de trabajo que se aportan al equipo con un gran esfuerzo también pueden provocar que la colaboración resulte más difícil. Los especialistas técnicos, después de todo, suelen hablar en un idio­ma poco familiar. Una de las mejores maneras de abordar estos pro­blemas es estableciendo normas claras de conducta. Como describen Katzenbach y Smith, las reglas más importantes corresponden a:

 

 

 

 

 

 


Más adelante examinaremos las cuestiones de gestión que gi­ran en torno a las normas de comportamiento en mayor profun­didad. Pero su implementación merece una discusión porque abordarlas más explícitamente es una de las claves para conseguir que el equipo empiece a andar con el pie adecuado.

¿Cuáles tienen que ser las normas de comportamiento de su grupo? Depende del objetivo del mismo y de las personalidades de sus miembros. Pero indudablemente, las normas tienen que ser claras y concisas. Además deben incluir lo básico respeto a todos los miembros del grupo: comprometerse a escuchar activamente y entender cómo hay que expresar las inquietudes y hacer frente al conflicto.

Para garantizar la libre circulación de las ideas, algunos grupos tendrán que ir un poco más allá —por ejemplo, dejando muy cla­ro que todo el mundo tiene derecho a estar en desacuerdo con los demás—. Además, puede que quieran adoptar indicaciones espe­cíficas que:

  • Respalden la asunción de riesgos calculados,
  • Establezcan procedimientos sobre el reconocimiento y el tratamiento del fracaso,
  • Fomenten la expresión individual,
  • Fomenten una actitud animada.

Independientemente de las normas que adopte su grupo, ase­gúrese de que todos los miembros participan en su estableci­miento —y de que todo el mundo está dispuesto a acogerse a ellas—. Su participación y aceptación evitará muchos problemas futuros. Además, tenga en cuenta que las normas suelen surgir de forma no prevista, aunque se discuta explícitamente de ellas al principio del proyecto del equipo. Por ejemplo, si en las pri­meras reuniones del equipo se hieren algunos egos, se podrá ob­servar cierta hostilidad en interacciones posteriores entre los in­dividuos afectados. Lo más probable es que esa hostilidad se manifieste mediante suposiciones, críticas, sarcasmo y otras con­ductas contraproducentes. Como líder o miembro del equipo, tiene que desalentar este tipo de conductas recordando a todos que el respeto mutuo, la discusión abierta y la conducta colabo­rativa es la norma esperada

 

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Categoría: Cómo Crear Equipos Efectivos.





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