Concéntrese en el comportamiento y los resultados
Mucha gente cree que la actitud y la personalidad de un empleado influyen en el éxito en el trabajo. Todos tenemos actitudes diferentes, algunas buenas y otras malas. Parece que la gente que tiene buena actitud trabaja mejor. ¿Tiene sentido elogiar las actitudes de la gente?
La respuesta es que en general no, ya que una actitud no puede ser observada directamente. Uno puede referirse a una actitud diciendo: «Esto es una mala actitud». No se puede escuchar, tocar, oír ni ver las actitudes, sólo se pueden inferir.Y esta inferencia, esta conclusión de una actitud, dice mucho tanto del observador como de la persona que está siendo observada. Sólo se puede demostrar que una persona tiene una buena o mala actitud dando ejemplos específicos de comportamientos que uno toma como evidencia de una actitud. También en el caso de un empleado es imposible demostrar que tiene una buena o mala actitud.
Lo importante es que las conclusiones sobre las actitudes o la personalidad de las personas son muy subjetivas y la gente se ofende rápidamente cuando alguien las ataca. Centrarse en ellas en ningún caso resulta en una mejora del rendimiento, sino todo lo contrario, suele ser la mejor manera de crear malos sentimientos.
Su principal preocupación debería ser la mejora del rendimiento y de la productividad; ambos ocurren como resultado del comportamiento de los empleados. Olvídese de las actitudes, olvídese de la psicología para aficionados, y concéntrese en el comportamiento y en los resultados, preferiblemente en aquellos que pueden verse, escucharse, contarse y documentarse.
Algunos puntos importantes sobre la actitud:
- Traduzca la «actitud» en observaciones conductuales: Si piensa que: «la actitud de Juan está afectando a su trabajo», tradúzcalo en comportamiento diciendo: «Qué comportamiento me indica que Juan tiene un problema de actitud (por ejemplo, falta de puntualidad, discusiones constantes…)?». Después, cuando hable con él refiérase a la falta de puntualidad o a las discusiones, no mencione la actitud.
- Traduzca los ataques a la personalidad: Al decir que alguien es «demasiado agresivo» o «demasiado pasivo», o comentarios similares sobre la personalidad, está fomentando su ira y su resistencia. Traduzca estos comentarios generales en ejemplos concretos. Por ejemplo: «la semana pasada me pareció ver que dudaba de hacerle unas preguntas espinosas a Fred, ¿se sentía incómodo?».
- Piense: «¡servirá de algo?»: Recuerde que lo que le interesa es mejorar el rendimiento y no empezar una guerra insultando a su gente. Determine si lo que quiere decir servirá de algo o no preguntándose: «¿serán mis comentarios suficientemente específicos y no amenazantes como para ayudar al empleado a mejorar?». Si la respuesta es no, será mejor que busque otra forma de tratar el asunto.
«Distinga entre lo que observa y lo que infiere. Esta distinción es muy importante.»
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Categoría: Cómo mejorar el Rendimiento.
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