Integración de la actuación y el análisis


El procedimiento normal de funcionamiento en las grandes empresas generalmente marca una clara diferencia entre análisis y ejecución. Al considerar una nueva empre­sa de riesgo, los directores de compañías acreditadas han de afrontar el problema de su encaje con las actividades corrientes de la compañía. ¿Potencia la empresa de riesgo propuesta los puntos fuertes de la compañía? ¿Reducirán los recursos y la atención que habrá que dedicarle la capa­cidad de la compañía para reforzar la lealtad de la cliente­la y mejorar la calidad de sus mercados fundamentales? Estos asuntos imponen un enfoque deliberado de «fidei­comisario»: antes de que puedan poner en marcha una empresa de riesgo, los directores han de investigar a fondo la oportunidad, buscar el consejo de personas por encima de ellos, presentar un plan formal, dar respuesta a las crí­ticas de sus superiores y asesores de alto nivel, y asegurar­se la pertinente asignación de personal y capital.

Sin embargo, los emprendedores que empiezan a partir de cero no tienen que conocer todas las respuestas antes de ponerse a actuar. En realidad, muchas veces no pueden separar fácilmente la actuación y el análisis. El atractivo de un nuevo restaurante, por ejemplo, puede depender de las condiciones del arrendamiento: una renta baja puede hacer que la empresa de riesgo no sea una propuesta mediocre sino una máquina de hacer dinero. Pero la capacidad de un emprendedor para negociar un buen arrendamiento no se puede determinar a partir de un análisis general previo: esa persona ha de entablar una negociación seria con un pro­pietario específico para un local específico.

Actuar antes de haber analizado a fondo la oportuni­dad tiene muchas ventajas. Hacer algo concreto acrecien­ta la confianza en uno mismo y en los demás. Los emplea­dos y los inversores clave frecuentemente seguirán al indi­viduo que se ha comprometido a actuar, por ejemplo, des­pidiéndose de un empleo, constituyendo una sociedad o tomando un local en arrendamiento. Al asumir un riesgo personal, el emprendedor convence a otras personas de que la empresa de riesgo seguirá adelante y de que pueden estar seguras de que si no se deciden ahora, quedarán des­cartadas.

La temprana actuación puede generar unas estrategias más firmes y mejor informadas. Las encuestas y los estu­dios hechos por grupos de consulta con toda amplitud res­pecto a un concepto pueden producir unas evidencias que induzcan a errores: se puede producir desplazamiento entre la realidad y la investigación si los clientes entrevis­tados no son representativos del mercado, su entusiasmo por el producto se desvanece cuando ven el producto real, o carecen de atribuciones para firmar una orden de com­pra. Estrategias más firmes se pueden derivar creando pri­mero un prototipo operativo y pidiendo a los clientes que lo usen antes de emprender un extenso estudio de mercado.

La capacidad de los emprendedores individuales para ejecutar algo rápidamente variará de unos a otros como es natural. Las pruebas empíricas son menos factibles con empresas de riesgo a gran escala e intensivas en capital como Orbital Sciences, que hubo de captar más de 50 millones de dólares para construir cohetes para la NASA,

que con un nuevo gabinete de consultoría. Sin embargo, hay algunas características que son comunes a un enfoque que integra actuación y análisis:

Pero los emprendedores que se consideran más capaces o arriesgados que otros, también han de tener las luces suficientes para reconocer sus errores y cambiar sus estrategias a medida que se produzcan los acontecimientos. Las empresas de riesgo que alcanzan el éxito no siempre avanzan en la dirección en que inicialmente lo hicieron.

Una proporción sig­nificativa desarrolla mercados, productos y fuentes de ventaja competitiva totalmente nuevos. Por lo tanto, aunque la perseverancia y la tenacidad son ras­gos emprendedores valiosos, se deben complementar con la flexibilidad y la disposición a aprender. Si clientes potenciales de los que se esperaba recibir pedidos no los hacen, el emprendedor tiene que con­siderar la conveniencia de revisar el concepto. De manera similar el emprendedor también ha de estar preparado para aprovechar aquellas oportunidades que surjan sin estar previstas en el plan inicial.

La evolución de Silton-Bookman Systems ejemplifica la importancia de mantener la mente abierta. El plan ori­ginal de esta empresa de riesgo era vender software infor­mático de tipo general para el desarrollo de los recursos humanos. Pero competidores acreditados que ya vendían software similar para grandes ordenadores centrales habían empezando a desarrollar productos para ordenadores per­sonales.

Así pues, la empresa adoptó una estrategia de nicho y desarrolló un producto para la matriculación en cursos de formación. Y aunque los fundadores habían objetivado inicialmente pequeñas empresas que no se podían permitir el lujo de soluciones a base de grandes ordenadores centrales, su primer cliente fue alguien de IBM que contestó a un anuncio. A partir de entonces, Silton-Bookman centró sus esfuerzos en grandes empresas, campo en el que alcanzó un éxito considerable. Phil Bookman, cofundador de la empresa afirma: «El mundo te da montañas de información de retorno. El reto consis­te en saber aprovechar la información de retorno que reci­bes.»

La planificación aparentemente rudimentaria y la evo­lución a la buena de Dios de muchas empresas de riesgo que como Silton-Bookman alcanzaron el éxito, no signifi­ca que los emprendedores deban seguir el enfoque que con tanto acierto se ha descrito como: carguen-fuego-apunten. A pesar de las apariencias, los emprendedores astutos no escatiman esfuerzos a la hora de hacer análisis y elaborar estrategias. Sin embargo, son conscientes de que las empresas no se pueden lanzar como una lanzadera espacial con todos los detalles de la misión planificados por antici­pado. Los análisis iniciales solamente facilitan unas hipó­tesis plausibles, que se han de poner a prueba y modificar. Los emprendedores deben ensayar e indagar con sus ideas, dejando que sus estrategias vayan cobrando forma a lo lar­go de un proceso ininterrumpido de conjeturas, análisis y actuaciones.

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Categoría: Iniciativa Emprendedora.





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