Cuando no esté satisfecho con el servicio de otro departamento, dirija su queja a la persona de responsabilidad más directa sobre la función implicada


Las quejas realizadas a los supervisores de una persona generan un fuerte resentimiento y se debe recurrir a ellas solo cuando falle la apelación directa. En muchos casos, dichas quejas se hacen sin dar a la persona la oportunidad de corregir el motivo del agravio, o incluso antes de que sea consciente del descontento.

Esto se aplica especialmente a las personas con quienes está acostumbrado a tratar directamente o de cerca, o en aquellos casos en los que conoce a la persona a quien se ha asignado la función. Es más formal y, probablemente en algunos casos, más correcto dirigir la queja al jefe de departamento, y no hay duda de que tenderá a garantizar unos resultados rápidos. Sin embargo, muchas personas nunca le perdonarían por quejarse a su supervisor sin concederles antes la oportunidad de ocuparse del asunto.

Muy similar a una queja directa a los superiores, a veces es tan grave como una ofensa enviar al supervisor de una persona una copia de un documento que contenga una queja o una crítica implícita. Por supuesto que la situación puede justificar dicha crítica, pero asegúrese de saber lo que está haciendo.

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Categoría: Las Leyes no Escritas del Management.





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